100 años

1. La puesta en marcha: 1906

El 11 de Abril de 1906, en la notaría ilicitana de D. Juan Ferrer Orts, nacía la Sociedad Nuevos Riegos El Progreso, sociedad anónima creada por siete personas y nacida bajo el impulso, la idea y el capital de un perito electricista e industrial: Ernesto Martinez Riviere. Él fue quien convenció a un grupo de campesinos afincados en la partida rural de La Marina para poner en marcha un proyecto que ahora podríamos considerar una muestra local del regeneracionismo hidráulico impulsado por Joaquín Costa desde finales del siglo XIX.

2. El segundo proyecto: 1911

Durante el año 1911 continuaron las obras del primer proyecto con la terminación de la acequia del Molar, obra subastada por 11.000 pesetas y encargada a Pascual Parreño, se amplió el edificio de la elevación de Ortices y se dispuso de teléfono instalado en el Motor y Electromotor por el socio casto Torregrosa por 100 pesetas. Además, se reforzó la plantilla de trabajadores con un auxiliar de maquinista y se introdujo el pago por nóminas.

3. El tercer proyecto: 1914

A lo largo del año 1914 se puso en marcha el Tercer Proyecto de elevación de aguas. Significaba la continuación del Segundo Proyecto con una estación de elevación más -ubicado en Cuatro Pilares- y dos transversales más: una en dirección Este hasta la ermita de San Vicente y otra en dirección Oeste hasta el barranco de los Arcos. Se alcanzaba con este Tercer Proyecto prácticamente el conjunto del Campo de Elche.

4. Convivir con la competencia: La aparición de Riegos de Levante: 1917

Mala suerte, sin duda: después de once años continuados de inversiones y de dificultades para poner en marcha una infraestructura de regadío que, a la altura de 1917, ya estaba perfectamente consolidada, con una situación financiera razonablemente solvente, El Progreso se las iba a ver con un proyecto mucho mejor financiado, hasta el punto de que se ha llegado a considerar la obra de elevación de aguas más importante de España, respaldado hasta por el rey Alfonso XIII y que nacía gracias al éxito y ala capacidad de El Progreso para dar respuesta a una demanda de agua de riego.

5. Resolver el problema del fluido eléctrico: De la electromotora equitativa al salto de la Hoya de García en Cieza: 1919

El año 1918 terminaba, pues, con un acuerdo de la Junta General de accionistas condenado al fracaso desde el principio: EL inicio de un procedimiento contencioso- administrativo contra la Real Orden del 19 de Septiembre de 1918 de concesión a José María Serra y Alonso del Real del aprovechamiento de 2.500 litros por segundo de agua del río Segura.

6. De la adquisición del salto de Hoya de García a la Guerra Civil: 1927

En la Junta General extraordinaria del 6 de Enero de 1927 se aprobó la emisión de obligaciones hipotecarias por valor de 1.500.000 pesetas para llevar a cabo la instalación eléctrica y las obras del salto de agua de Hoya de García. Se emitieron 3.000 obligaciones al portador por valor de 500 pesetas cada una con un interés del 7% anual y amortizables en un máximo de 10 años.

7. El progreso durante el Franquismo

Y terminó la guerra. En Elche, el 19 de Marzo de 1939, día en que Francisco Llebrés Javaloyes se hizo cargo de la Presidencia se puso fin a la «administración obrera» que había mantenido en funcionamiento la empresa los tres años de guerra civil. En el primer Consejo celebrado el 8 de Mayo se recordó a tres consejeros: Carmelo Serrano García, Manuel Pomares Ibarra y Antonio López Peral.

8. Los años más difíciles: 1976

Sin duda alguna, el cambio más llamativo sucedido en El Progreso en estos veinte años es el haber conseguido superar enormes dificultades financieras a costa de una reducción drástica del número de trabajadores empleados: de los 55 trabajadores de 1972 a los 7 de 1996. Y ello a pesar de que, en tres ocasiones, El Progreso aumentó su capital social.

9. Presente y futuro de una empresa centenaria: 1995

Y en el año 1995 llegó el cambio de rumbo necesario para asegurar la continuidad de la empresa con novedades muy significativas. Para empezar, se tocó fondo desde el punto de vista de los resultados globales. Los ingresos alcanzaron los 59 millones pero con la salvedad que tan sólo se vendió agua por valor de un millón de pesetas. Por lo tanto, los ingresos procedieron casi con exclusividad de la venta de electricidad.